Detrás de las aparentes promociones especiales, las rebajas, los cierres de inventario, los últimos días o estrategias similares, hay una intención oculta de manipular al consumidor. ¿No existirá otra alternativa?
En una cultura del consumo, este tipo de estrategias son tan comunes que ya forman parte del inventario de recursos con los que las empresas tratan de destacar entre el ruido comercial.
Tal vez sea probable que el dólar subirá o que se trate del último producto en nuestro almacén, sin embargo, pensamos que en las ventas profesionales no es válido sesgar la información o los datos del producto, o incluso de la competencia para demostrar la superioridad de la propuesta frente al cliente.
Muchos en el ámbito de los negocios dicen que todo es válido tratándose de realizar una venta. Quizá se acepte este argumento si vemos las cosas solo desde el punto de vista de la conquista y de la obtención de ganancias a cualquier precio, pero incluso ahí esta omisión de la información tiene consecuencias negativas en el mediano plazo para el propio proceso comercial. Siempre hay que considerar que algún día el cliente se dará cuenta que la información no fue clara o fue manipulada y esto genera una pérdida de confianza para ventas futuras.
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